8 DE ENERO 2009
Elena,
No se cúal de los tres reyes te cogió en brazos aquella mañana del 5 de enero... quizás lo hicieron los tres a la vez, eras tan alta...! y tan bonita!
Quiero pensar que sí y que fueron los tres quienes te envolvieron en sus capas de terciopelo y seda... o mejor dicho en sus capas de peregrinos y buscadores... Quiero creérmelo y quiero pensar que cuando abriste los ojos el dolor ya había desaparecido y estabas rodeada de regalos en el país donde los deseos se hacen realidad…porque te lo merecías... eras muy buena chica, valiente y guerrera de la luz como tú misma te definías y nos lo recordabas en el texto que tú misma habías escogido como recordatorio. Lo habías demostrado tantas veces...! A nosotros, a mí, nos ha tocado el carbón.
Estoy en tierra de volcanes. Todos pequeños, uno detrás de otro, como los párvulos cuando salen en fila bien atados... parecen cachorros del Fuji... y pienso en ti.
Como tantas y tantas veces, el paisaje retorna a mí como un espejo, una respuesta, una palabra.
Mi corazón está lleno de cráteres. Y aunque parezcan inactivos el dia 6 de enero sentí un zarandeo y una explosión, una llamarada y un dolor intenso, una vomitada de rabia oscura y otra de ternura que salían del fondo de mi alma, calor de rojo ardiente y de calidez.
En la geografía de mi corazón hay un nuevo cráter y le he puesto tu nombre: Elena.
Pepa Puigdevall
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